Hace frio entre las ventanas y los colores, yo se que vos entiendes ese idioma de los vientos, por eso no me importa que llueva, solo me incomodan las nubes cuando no se deciden. Se quedan ahi tan gordas que parece a ratos que se burlan del piso. Frio sin lluvia es una reducción insoportable. Tal vez te cuente algún día lo que yo hacía a tu edad cuando la tarde se ponía así, tengo mucho por contarte. Hoy quise ser pequeñito, de nuevo, como vos. Quise abrazarme a cualquier motivo, y reir sin pensarlo. Pero la vida es, cómo decirlo, menos vida cuando no llueve y en su lugar hace frío de lluvia. Hoy me dieron malas nuevas, tal vez mañana, o sea hoy, que te leo esto y tu me escuchas desde una remota y tibia ternura, sean malas nuevas que no importan. Pero hoy son sencillamente malas nuevas. No se cómo me veas, me gusta imaginarlo, se que me guardarás secretos inconfesables y que de vez en cuando te agarrarás a mis canillas como un marsupial, yo se que vos entiendes ese idioma de animales, pero yo, hoy, es decir mañana, quisiera verte simplemente feliz. Es rara la felicidad, quién sabe si tu la descubras antes que yo, o que yo sea capaz de acompañarte, pero no soy tan bueno en eso, aunque nunca lo admita no soy tan bueno en eso. Aprendí a construirme en la soledad, a enfrentar mis propios dragones inventados y luego brindar con la sombra, yo se que vos entiendes este idioma de dragones, pero tal ves no esté tan solo si llego a leerte esto. Si en la penumbra de cualquier habitación que aún no se construye vos y tu madre estén esperando a que llegue despacito para despertarles con almohadazos. Ahora mismo, fueguito, solo me importa tu sonrisa. Tengo que inventarla, que luchar por ella, que perseguirla como en los juegos que también inventaremos. No eres excusa, no te sientas tentada a cargar con mas peso que el de tu propia vida. Ya aprenderás a equivocarte. Sólo quiero que sepas que estaré. Hoy hace frío y no llueve. Vos también aprenderás a llorar en dias como éste. Tengo que caminar, mucho hasta que llegues. No te espero pronto, aun quiero descubrirme y cambiarlo todo. Tengo que sentirme compañero, tengo que acompañar a los pájaros mientras todavía quede tiempo. Tengo que escribir sobre las piedras las cosas que importan, porque olvidar es una condena imperdonable, aunque en mi caso parezca ser un destino. Por eso te escribo, pequeña luz, para acordarme de vos ahora que no existes. Y también porque te quiero.
Cuenca, 6 de abril del 2011
papá


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