Contra las baldosas de los baños de hospital
Es mentira,
al abandonarnos nada cambia
solo queda un espécimen pretensioso,
fuera de nosotros
resulta fácil advertir
que las flores no se secaron,
jamás fueron plantadas
que entre las gotas y tus párpados
queda una mirada muda
y que los viejos sabios
se acuestan
con su ignorancia en los bolsillos
sin poder explicar
ni a dios ni al olvido
y sin haber inventado
la droga contumaz
que nos salve de ser reincidentes
o la máquina del tiempo
que nos ahorre todas las noches
en que la vida se deshuesa
por las orillas del baño
y las baldosas de hospital
Otra mujer habitante
Puede ser
que ahora mismo habites
entre los deseos
de algún adolescente,
puede que tu casa
sea un punto desafecto
en la acuarela de mis días,
puede que te nombre
con exactitud
mientras dibujas
insectos inverosímiles
o miras el techo acompañada
puede que aun
nadie haya descubierto
el haz de fuego
que guardas en los muslos
puede que llores
los domingos
sin la menor sospecha
del histórico motivo.
Puede que escribas
en los muros tu locura
y que seas compañera
sin estar presente
puede que convivas
con un amor naranja
y te acuestes pensando
que nada reside en el despúes
aunque tu penumbra
confíe en lo contrario
puede que te aproximes
curiosa en el asombro
al borde mismo del encuentro
y que después me extrañes
apenada y sola
porque nunca llegué
El cuy que corría bajo la lluvia
Un cuy persigue al aguacero
porque las gotas
son espejos pequeñitos
y él necesita
verse elegante
para su amada
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