El polvo del exilio
Al taita gucho, a quien extraño
por mandar a la mierda mis temores
y enseñarme que sensus ergo sum
El polvo del exilio
no es tan importante.
Las fronteras,
esas líneas imaginarias
son un descubrimiento
cuando se las cruza
pero luego
sus hitos de calor
van transformando
el paisaje,
igualando los colores
hasta que la distancia
ya no aflige
porque en cualquier parte
uno sabe que es ajeno
Somos de la nada
y a sus brazos nos conduce
cada escape
Por eso
lo elemental
es no callar
no esconder
el rostro de la dicha
ni argumentar
balas de salva
contra las derrotas.
Lo necesario
es invadir
la realidad
aun con sueños pobres
y mejor si son fantásticos
usurparnos el derecho
de ser libres
convencernos
de que nada es pasajero
y el mínimo argumento
puede cambiarlo todo,
transgredir
la paciencia
los testamentos
los fallos judiciales
los abandonos.
Decir presente
con sol o sin cielo,
decir basta
si es preciso
y quemar
todos los cartuchos
del presente
pero no alejarse
de la duda
o de la dicha
Apropiarse del amor
sin reparos
aprender a ser queridos
tener el coraje
de flotar
Transformar las condenas
veniales
en puertos de partida
Ser consecuentes
con nuestras peores decisiones
Dejar que los mediocres
se conduelan
y abrazar todo lo que vale la pena
Al final del exilio
quedará la muerte
sin misterios
y tampoco importará
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