El sonámbulo del Mar del Norte
Se dice que en el mar del norte
las aguas han congelado su cauce.
Despistados bañistas pasean por la orilla
con sus frazadas polares
y gafas de rigurosa oscuridad.
Por supuesto
hay quien no teme
o no comprende
la inocente crueldad del hielo
y una noche alguien sale de su casa
digamos en Róterdam
o Edimburgo
o Stavanger
persiguiendo el aliento de una estrella
o quizá a una mujer
(que siempre cuesta mas trabajo
que los astros)
y de repente
en medio de la oscuridad
del mar del norte adormecido
donde encallaban buques silenciosos
y donde los faros tiritan como naufragos
este intrépido individuo
digamos Hanz o Kai o Wilhelm
se detiene y mira las estrellas
Esa vieja luna nómada y esteparia.
Solo entonces él comprende
Si el mar del norte se ha congelado
su condena es caminarlo
antes de que el sol llegue
y deshaga la maravilla
El poeta y sus palabras
Hace tres años escribió
que toda hoja vacía era un niño agonizando
y ante el estupor generalizado
de la selecta audiencia
matizó:
No es que confunda la poesía
con el juego de las sombras sucesivas
ustedes lo saben
tanto o mas que yo
si digo que una hoja es un niño agonizando
en el fondo
lo que quiero decir
es que un mal poema
es un niño muerto.
Heterónimos, y no
A todos nos encantaría ser otros
y asumimos
que a los otros también les gustaría ser distintos
Hemos llegado a tal extremo
que hoy poy hoy
las bipolaridades son indispensables
en cualquier currículum que se respete.
Pobre de aquel tipo
que sea tan desteñido en invierno
como en fiestas de guardar.
Ay de la mujer que invoque al sexo
con la misma convicción de un cenicero.
¿No ha guardado usted también
al bípedo homicida
en los bolsillos de sus frustraciones?
¿No ha notado cómo su mujer aparta
con los dedos el aire de la mañana
como desprendiéndose de una vieja piel
casi invisible?
En pocos años
nadie estará seguro de hablarle
ni siquiera al espejo


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