sábado, mayo 7

Ser


El juego consiste en ser un poco parecidos a lo que soñábamos. Hace unas cuantas generaciones esto no representaba ningún problema. Los sueños eran bastante ajustables y monótonos. Supongo que la posmodernidad nos cagó. Cómo no vamos a tener problemas de identidad todos mis cogeneracionales y los que vendrían después si con la era de la información el stock de sueños posibles cada vez aumentaba mas y mas. ¿ser médico como el papá? ¿abogado como la mami?... Un buen microbiólogo de eucariotas, una especialista en derecho antropológico de las etnias no contactadas; o para el caso de los sueños genéricos: ¿futbolista? ¿astronauta? ¿estrella de rock? nada de eso. Si es en el deporte ahora los niños deliran con bajarle de las portadas al Antonio Valencia y ser estrellas del Manchester, del Barca o por lo menos de la Liga, que viene a ser nuestra sucursal de glamour futbolístico. Si es en la música ya a nadie le interesa triunfar con boleros y baladas románticas de esas que enamoraron a nuestros padres y que bastante culpa tienen de que ustedes me lean y de que yo les escriba. Rockeros alternativos, músicos libertarios, gente que mezcla nu-metal con post grunge, electrofolk con acidhouse, alternative punk con fusión andina o cualquiera de los cokteles innovadores de la música independiente, por no hablar del sinnúmero de profesiones tan acordes con nuestro tiempo de la diversidad que van desde el Microdocumentalista Urbano especialista en Minorías (existe no me lo estoy inventando) hasta el experto en cirugía robótica

Lo malo, lo terrible consiste en que muy pocos podrán encontrar su reflejo del deseo en la realidad. ¿Que si trabajas duro se cumplen tus sueños? mentira descarada como ninguna otra. Yo pasé por todo un escalafón de sueños irrealizados antes de llegar a donde estoy, es decir en ninguna parte y escribiendo desde un recatado rencor hacia los triunfadores. De niño soñaba con ser piloto de avión, paleontólogo, reportero de guerra y futbolista. De adolescente soñaba con ser teatrero de calle, reportero sin cámara, músico de bares y astrofísico. Ahora que tengo una edad puente entre la juventud y la primera vejez me cuestiono la validez de los argumentos optimistas y llego a la siguiente conclusión: Los sueños son una mezcla entre deseo, incertidumbre, trabajo y azar. Debe ser duro reconocerlo, especialmente para los fanáticos de la autoayuda, pero la vida es como la vida es y no como soñábamos que sería. Convengamos en que tampoco se trata de un argumento pesimista. Todo lo contrario, imagino que si todos los sueños se cumpliesen al pie de la letra, nos aburriríamos con demasiada facilidad. El encanto de los sueños es que no se cumplen, al menos no en su versión original, y entonces uno va aprendiendo a emparentar la realidad con la fantasía, esperando que por lo menos algunas grietas queden libres para llenarlas con pedacitos de utopía. Este ejercicio de sutil negación nos termina salvando de fatales desencuentros con nuestros "yo" posibles que desde algún extraño rincón de la memoria nos reclaman por las decisiones cojudas y los caminos desandados. Por eso aquello de no aprender a cambiar con el tiempo también me suena a fundamentalismo y falsa nostalgia. Lo complicado del asunto es tratar de encontrar un equilibrio mas o menos sensato. Hay quienes se aferran a principios y doctrinas que trascienden la individualidad y de esa manera creen estar a salvo de los vaivenes de su propio espíritu. Religiones, partidos, cofradías, congregaciones que a la larga resultan ser un simpático y eficaz placebo que oferta la tranquilidad del alma a cambio de la negación de conciencia. O lo que es lo mismo, un espacio donde el precio de la paz consiste en no cuestionar las estructuras ni preguntar en voz alta por las prácticas. Otras personas, mas sensibles ellas, no toleran estos escenarios de maquillada hipocresía, pero tampoco tienen totalmente claro en donde se quedaron sus sueños ni por qué terminaron llegando a donde están. Y entonces uno los ve lamentándose permanentemente por su falta de coherencia, por su incapacidad de reacción, por su resignación solapada a ser nada mas que una probabilidad que respira. Otra gente, mas audaz, descomplicada y hedonista simplemente asume que no son lo que pudieron ser y se pasan la vida encontrándole virtudes a su actual situación, aunque ello signifique en muchos casos abstraerse de la realidad que ocurre a su alrededor y construir burbujas de confort a donde solamente llegan ellos y su gente más cercana. Por otro lado están los que, conscientes de sus limitaciones en términos oníricos (sueñísticos queda feo) continúan persiguiéndolos pese a todo y pese a todos. Gente bastante osada y un poco loca que piensa, y que piensa sinceramente, que es posible lo imposible. Aunque parecería que estoy haciendo de ellos una apología en realidad me parece la gente más peligrosa. Dado que tal vez nunca lleguen a donde quieren llegar existirá inevitablemente un momento de implosión tan fuerte que terminará por convertirles en mártires de sus propias convicciones y candidatos seguros al suicidio vocacional e incluso práctico. Pero ellos, que conocen de esta posibilidad, no tienen problemas en asumir tal riesgo y se lanzan a vivir de tal manera que cuando uno los mira, aunque los mire con desconfianza, termina contaminandose de alguna manera. Y entonces, uno, es decir el que escribe, se vuelve a preguntar si no será esa la forma mas digna de seguir viviendo, aún sabiendo todo lo que se sabe de la vida. Tal vez no existan las respuestas, o tal vez residan en los detalles cotidianos del día a día, de cualquier forma hoy me gustaría ser un poco como ellos pero también un poco como los descomplicados, porque desde hace varias noches, en lugar de dormir, sueño que vuelo y que además vuelo a través de contagio, es decir tocando a alguien que vuela y al mismo tiempo permitiendo volar a quien me toque o me roce, pero en el sueño nunca sé hacia donde estoy volando y eso, aunque parezca enternecedor, aterra.

0 opiniones, y tu?:

Seguidores

Blogger templates

Blogger templates

Blogroll


Popular Posts