jueves, abril 14

esos amores


y en cierto momento de la noche alguien toca la puerta desde la barbilla y te pregunta ¿por qué uno se enamora?... pregunta genérica, comodaticia, tristemente argumental y por supuesto ambigua. Si uno es piedra de rio dirá que se enamora porque hace mucho frío, y que por las noches es sabroso sentir otra piedra compartiéndolo (ni siquiera piensan en calentarse mutuamente, así son las piedras); si uno es gallina de engorde dirá que se enamora porque basta un picotazo de felicidad para sentirse vivo antes del inevitable gillotinazo, porque para eso sirven las gallinas, para navegar en su propia cobardía convencidas de que la tristeza no es opcional. Pero si uno es ojiva o cronopio no se preguntará por qué se enamora. Simplemente se enamorará y seguirá enamorado sin saberlo, o apenas sospechándolo. En el fondo sabe que habita un precipicio, que nada puede salvarlo de la caída y tal vez de forma imperceptible cambie el orden de las letras y responda una pregunta distinta a la original. Tal vez empiece a dar argumentos sobre "de que colores uno se enamora" y se pasará la noche y el insomnio y los feriados con los ojitos clavados en la lluvia o en las plumas que caen. Y clasificará amores grises como amor hipocondríaco; los amores azulvioleta los llamará amor cabalístico y los amores amarillos y exagerados le repugnarán y no se dignará siquiera en nombrarlos. Si uno es ojiva o cronopio preferirá amores transparentes, porque los colores son simples percepciones de la retina y a ellos no les gusta eso de las percepciones voluptuosas y cambiantes. Un amor transparente puede tener todos los colores del universo y ninguno al mismo tiempo. Puede lavarse la cara en las mañanas y embadurnarse del lodo marrón de las quebradas o del fucsia monótono de las noches o del verde inocente del mar. Cuando llegue a casa puede vomitar colores, dejar huellas de colagge y cocinar huevos naranjas. Así la convivencia resulta divertida y no monocrómatica como resultaría al vivir con una piedra o con una gallina. El único problema con las ojivas o los cronopios es que se enamoran mucho y se enamoran mal, y cuando los matan (porque son tan moribles los muy pobres) quedan cadáveres tan coloridos que pasan muchos años hasta que alguien nota que ya no respiran

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