lunes, mayo 20

Háblame del Mar (fragmento) y 4 textos habaneros



Háblame del Mar (fragmento, Amanda retenida, lunes 12)

Amanda. Amanda vestida de rojo. Amanda desnuda, montada sobre un centauro ¿o acaso era Pegaso? Amanda comiéndose una naranja. Amanda mordiéndose los labios. Amanda enseñándole los muslos a la policía. Amanda espiándose en el baño. Amanda acariciándose con cuidado. Amanda en alta mar. Amanda mía desolada. Amanda llorando en el corredor de las macetas vacías. Amanda junto a la cama, mirando el techo como un gato a punto de escapar. Amanda a trocitos de postre. Amanda riéndose en la foto (porque antes había espantado a todas las palomas). Amanda rota, cayendo con la lluvia. Amanda en las calles. Amanda gritando consignas que no comprendo. Amanda a los cinco años, con el pelo recogido en moños desiguales, aterrada y sola en la mitad de la plaza. Amanda en blanco y negro. Amanda mirándome fijamente a los ojos mientras la penetro por primera vez. Amanda esperándome en silencio. Amanda temblando de rabia. Amanda bailando con sus piernas torpes. Amanda incendiándose. Amanda en el respaldo de los buses. Amanda en la propaganda del gobierno. Amanda en los boletos de avión. Amanda lanzándose al agua. Amanda digerida. Amanda intercambiada. Amanda riéndose por horas. Amanda cerrándome la puerta. Amanda amada para siempre. Amanda. Amanda.


Bonus tracks

Habanera 1 


Leo acompañado de insectos
y mujeres de agua dulce

el silencio
se confunde con un pájaro
 (en otras palabras el pájaro calla)

si alguien me pregunta
-¿que demonios hace usted acá?-
yo le lanzo polvo de palabras



Habanera 2



En el tránsito cotidiano
hay gente que guarda soles como piedrecitas
que abarcan los bolsillos

en las noches
uno puede verlos desde el malecón
iluminando pequeñas sombras
que el mar irá apagando

Habanera 3

Dos mujeres que amé
se encuentran bajo los sauces
de la Quinta Avenida
calladas
insomnes
como arrebatadas se miran
preguntándose (y con razón)
de donde vino la pesadilla
que las trajo a mi sueño

Habanera 4

En una piedra
no mas grande que mi mano
dos aves de patas largas
miran el crepúsculo bermejo
que apaga poco a poco
sus plumas entrelazadas

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