domingo, septiembre 4

3 textos del triciclo lunar



Ultima Palabra


No soporto la hipocresía
ni en sus más ínfimas variables.
cuando el corazón se detiene
yo, respetuoso
me detengo con él
si el agua llena mis pulmones
yo me lleno también
si una bala me saluda
yo le abro las ventanas
si un golpe decide su destino
hasta el vértice mismo de mi ojo
lejos de mover el ojo
le marco una cruz de carbón
tanta consecuencia tal vez le resulte extraña
si usted está acostumbrado
a creerse sus reflejos
pero piense en esto
si a usted le permitiesen escoger
por un instante
ser el dueño verdadero
el último resposable
de sus propios fracasos
si por una vez
su vida fuese suya
no haría lo mismo
no amaría hasta el hartazgo
hasta que los músculos se esfumen
en un charco de sudor y espuma
no empuñaría sus mas extravagantes confesiones
corriendo por las calles
besando una y otra vez
a la mujer prohibida
destrozando los vitrales
de todo lo sagrado
respirando un aire que de nuevo
quema las entrañas
quemando todas
y cada una de sus máscaras
y por sobre todas las cosas
si la vida fuese suya
por un instante suya
¿no estaría dispuesto a escoger
con total libertad
donde
como
cuando
y con quien morirse?


Suba pero sola

suba
el tren soltó las anclas
los coches naufragaron
los aviones tienen pánico
de remontar montañas
solo nos quedan
las galeras
y la vieja máquina
que dédalo abandonó
hay comerciantes
que ofertan tours y felicidad a plazo fijo
no los escuche
no escuche demasiado
ni siquiera mis palabras
suba
pero sola
inventese una aduana
y abandonese de a poco
comienze con la ropa
(siempre es un buen inicio)
y luego vaya dejando
las llaves de su casa
porque cuando regrese ya se habrán oxidado
y es posible que la casa
ni siquiera exista
deje también su maleta
atiborrada de voces
porque es necesario que me escuche
sin interferencias

si lo juzga conveniente
lleve solo zapatillas
una flor con su tierra
para que no se muera
y no la mate
doce libros
no se olvide del pobre chamak
una pluma
para romper el viento
dos recetas de calor y contra el odio
un caleidoscopio
para evitar aburrimientos
y un paracaídas artesanal
hecho con lágrimas de infancia
por si llega el momento
de viajar como subió
es decir sola

no le recomiendo nada mas
el viaje es largo y sin escalas


Cuento de la mujer y el miedo

...esa mujer decidió una tarde vencer al miedo en su propio terreno. Bajó cuidadosa las escaleras de hierro, sin que el piso note su presencia se acercó al cuarto. Abrió levemente la puerta, para que el miedo, que dormía, no la note ni se enfunde su armadura impenetrable. Entró con el pie izquierdo rozando la baldosa, se acercó casi sin respirar y con el corazón demandando salir de su cuerpo, dejarla sola y a su mala suerte en la batalla. Nadie podía sospechar de su presencia, en pocos minutos el sol irreverente inundaría el cuarto a pesar de las cortinas y todos los miedos -el suyo incluido- largarían un bostezo y asumirían sus lugares. No quedaba mucho tiempo. Sortear la ropa caida, los restos de comida, los arrebatos de una noche en que ella dijo basta. Allí está su miedo, desde luego no la reconoce, duerme aun el sueño de los inocentes. Tan solo tomará unos segundos. El arma está cargada, la mano tiembla pero no duda, último pestañeo, boca abierta, silencio. 

¡Bang!

Desde el espejo, su miedo encarnado observará el cadáver de la mujer, comprendiendo que ha perdido para siempre




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