Nos embriagaremos con papeles
repletos de promesas;
dormiremos sin abrazo
dudaremos del futuro
(como siempre no es misterio)
y escribiremos en las baldosas
los nombres que nos parezcan ajenos
-mas cercano es el azar-
repetiremos al oído
de quienes estén lejos;
aceptaremos sus disculpas
nos largaremos bienvenidos
romperemos los charcos
que siempre nos reflejan
una foto que no asume
su triste papel de sepia
acojerá las entrañas
de lo que fuimos
y lo que fuimos será mucho menos
pero nadie preguntará
Vaya que regresaremos
siempre regresaremos
a la calle de la buena suerte
al balcón del abandono
a las paredes del miedo
aprenderemos a temer
los paisajes de invierno
Y cuando todo haya acabado
cuando nadie
nada quede en los pasillos del viento
se distinguirán nuestras sombras
riendo
riendo.
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