Viaje Polar (cinco lugares que son insomnio)
I (Plaza de la Revolución - La Habana)
Yo amo todo paisaje
todo árbol gastado, toda cueva
si alguien aun respira
yo respiro
quisiera dibujar el universo
sin cambiarle los colores
pero asesinando uno a uno
a todos los culpables del insomnio
y luego, revisar los diarios
para asegurarme de que yo mismo
no esté entre los cadáveres
II (Callejón de Conchucos – Ancash)
Tengo la letra parecida
a las barbas de un calamar
pero cuando viajo
llevo libros y cuadernos
y cordones de repuesto
y entre los zapatos
y debajo de ellos
un poco de tierra quemada
por andar pisando ceniza
de volcanes y de mujeres
III (Plaza Grande - Quito)
Llego a ciudades que son cualquier ciudad
y todas se parecen a la misma
a nadie se le ocurre
clavar semáforos en las alcantarillas
voltear los techos
hacer un monumento al perro
en la solemne plaza central
IV (Same – Esmeraldas)
A veces alguien acusa
con el dedo, con la uña, la sonrisa
-no importa-
el acusado sabe que hablan de él
y cuando escapa
(si logra escapar por fin)
mira el techo del hotel barato
y nota que el techo, el sucio techo
también lo acusa
V (Plaza del Trippy – Barcelona)
Me sobran piernas, escalinatas
botellas de agua vacías
gente que sonríe
y dice –welcome- como si les entendiera
me sobran camas
pasaportes, tickets de avión
de tren
de tranvía
entradas de museos y de casas
fotos de mí, lanzándome al vacío
o montando un animal
de esos que llaman autóctonos
me sobra carretera
vinos, puentes
me sobran noches de bar
llanto y audacia
me sobran capitales
estadios, obeliscos
puestas de sol
y montañas
y escenarios
y muelles
y cohetes
y vos
y me sobras tanto
que me faltas
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