Herética 3
Cómo puedes condenarme
si nunca pedí venir.
Jamás acepté la tirria
en donde atienes tu dedo acusador,
no fui mejor que tu reflejo
no fui peor que los homicidas,
el ímpetu de tu vanidad,
tu arrogancia impenetrable,
tu pobre mandamiento
en la vida lo entendí.
Cómo puedes condenarme
por amar a los caídos,
por dudar de tu abrazo,
por seguir al corazón
que ataste a mi pecho
con los hilos de tu voluntad.
No quiero la eternidad
en los brazos de tu angustia,
no quiero la paz que prometes
a cambio de mi silencio,
no quiero parecerme a ti
tan perfecto.
Quiero volver al barro
que los ángeles no visitan
quiero poder odiar a mi enemigo
si merece tu cielo
quiero devolver el golpe en la mejilla
y vaciar de tus templos
la opulencia
quiero cambiar el mundo que creaste
quiero dejarte caer por la memoria
quiero que dejes de creer en mi.
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