El Odio
Un dia llegó el odio
con su chaleco de escarcha
a interponer su cara larga
entre las máscaras
hacía falta
recordar su nombre
beber de su negra copa
y tumbar en su regazo
todos los microbios
hacía falta
que descienda
sobre el apagado
músculo del infortunio
con el presagio
con la entretenida sospecha
de que pasará
sin quedarse
pero qué hacer,
a dónde llevarlo
en qué espantosa ciénaga
hundir su faz intempestiva
si el maldito decide
por su cuenta, como siempre
instalar las tiendas de campaña
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