La hija, el árbol y el libro
Los hombres sin historia son la historia
Silvio Rodriguez, “Sin hijo ni árbol ni libro”
Dicen que fue Martí
el apóstol
quien patentó la extraña frase
como una forma
de abrirle la puerta
a la inmortalidad
de los hombres
No reparó
sin embargo
en su romántica grandeza
y en su tenue misoginia
que miles y miles
de almas sin historia
se quedarían afuera
por falta de libros
de árboles
y sobre todo de hijos
que nazcan
del amor sangrado y no de la maña
o de la desazón
En mi caso,
tuve varios árboles
que ya no crecen
o que se fueron secando,
sus ramas me cubrieron
en tiempos peores
y hasta me di el lujo
de escribir en sus troncos
los nombres de tres mujeres
que dejé partir
Sembré un libro
que no he cosechado
y tengo varias semillas
que lanzaré a la mar
para que no perturben
el sueño propio
ni las pesadillas ajenas
Pero la hija,
a la hija la voy escribiendo
con paciencia artesanal
y le construyo
una cuna de espuma
y pétalos sin flor
hasta que nazca
de un vientre
que me hallará
sin asombro
y en cuyo oído
susurraré el silencio
de la historia
que forjamos
cuerpo a cuerpo
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