Una ojiva nace, como es sabido, cuando cae al piso un moco; cuando se desarma un reloj coreano; cuando de la primera ubre brota leche; cuando una mosca se sambulle en la sopa y sobre todo cuando los niños desobedecen a la maestra y pintan de rojo el sol y de negra la casa saliéndose de la línea.
Aunque su morfología ha sido ampliamente debatida, los biólogos y las entomólogas aun no se han puesto de acuerdo si una ojiva es un mamífero o una variación de ameba. A ellas, por supuesto, no les importa que se extienda la discusión por décadas ya que mientras tanto (y mientras duren las especulaciones) reciben galletas gratis que van mojando en sus batidos de maicena y comen con su boca pequeñita.


2 opiniones, y tu?:
no entendí nada, pero me gusta
qué lindo, las ojivas son mi referente, gracias por el cuentito :)
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